Todo comienza en el terreno, entre molinos y con el sol que atraviesa la inmensa meseta de la Mancha. Transmitiendo el “savoir faire” de generación en generación. El conocimiento vinícola ancestral y el especial cuidado con el que mimamos nuestros vinos les confieren de ese especial carácter propio que sorprende.

Nuestra región, La mancha, es una vasta extensión de tierra plana y largas extensiones de viñedos, de larga tradición de enólogos. Con un característico suelo calcáreo no muy profundo, lo que hace que la tensión de la raíz sea muy intensa.

Nuestro clima, el clima continental, con un paisaje poco accidentado, a una altitud de 720 metros sobre el nivel del mar está caracterizado por grandes diferencias térmicas, de veranos cálidos y de inviernos fríos. Con lluvias escasas y sobre terrenos pedregosos. Condiciones que hacen que nuestros vinos cuenten con un carácter propio y especial.